Acúfenos o Tinnitus

La etimología del término latino tinnitus procede del verbo tinniere que significa sonar, emitir un sonido, mientras que la de acúfeno que, normalmente se utiliza en plural (acúfenos), proviene del griego (akou ‘oír’ y phain ‘mostrarse’) y significa sonido que aparece. Los dos términos se utilizan indistintamente aunque a nivel coloquial lo más utilizado es “zumbido” o “pitido en los oídos”.

Podemos definir al acúfeno como la percepción de un sonido, en uno o en los dos oídos o en el interior del cráneo, en ausencia de una fuente sonora externa que lo haya generado. Es muy importante tener en cuenta que un acúfeno no constituye una enfermedad, sino únicamente un síntoma de un proceso patológico.

El acúfeno subjetivo es la percepción de un ruido generado por una actividad neural sonora anómala, sin sonido externo que lo produzca. Hay otros términos relacionados con los acúfenos  como por ejemplo los somatosonidos, que son sonidos generados por el propio organismo.

Las causas que generan acúfenos son diversas, existen causas orgánicas, psíquicas, de personalidad, entorno y sociales, familia, trabajo… Podemos encontrarnos con acúfenos de tipo pulsátil o contínuo, localizados en el oído derecho, en el izquierdo, en ambos o en la cabeza. Además, hay factores como el estrés, el ruido ambiente o los cambios atmosféricos que pueden modificarlo.

Por ello, aunque la prioridad del ORL será diagnosticar la causa que lo produce con el fin de aliviar o eliminar el síntoma, en un gran porcentaje de casos no llegará a descubrirse la etiología.

Para intentar objetivar al máximo los parámetros del acúfeno realizaremos una acufenometría, que consiste en cuantificar cuatro medidas del acúfeno: tono, intensidad, enmascaramiento e inhibición residual.

Una vez que hemos hecho la acufenometría, evaluaremos cómo de molesto, distrayente e incapacitante resulta para nuestro paciente su acúfeno y la repercusión que tiene en su vida cotidiana para poder hacer de manera personalizada la planificación del tratamiento a seguir.

Los acúfenos pueden interferir en el descanso, causar ansiedad, irritabilidad y hasta depresión. Según la American Tinnitus Association (ATA), el acúfeno grave representa, tras el dolor intenso y los transtornos del equilibrio, el tercer síntoma más incapacitante que pueden sufrir las personas. 

El objetivo de las terapias, como proceso de rehabilitación, no será obtener un silencio absoluto, sino que el acúfeno se perciba sin molestar recuperando la calidad de vida de los pacientes.

Frecuentemente, las personas con acúfenos también sufren hiperacusia y al revés.

Hiperacusia

La hiperacusia, al igual que el acúfeno, es un síntoma. Etimológicamente significa oír en exceso, hiper – exceso y del griego akoúein – oír.

La hiperacusia es una reducción de la tolerancia a sonidos ambientales que no son molestos para una población con audición normal.

Los sonidos se perciben con mayor intensidad, se vuelven inconfortablemente altos, e incluso pueden hacer daño a la persona que la sufre y eso dificulta la vida cotidiana, produciendo fatiga auditiva, irritabilidad e incluso estrés. 

Tanto los acúfenos como la hiperacusia constituyen un problema mucho más frecuente de lo que pudiera parecer.

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